Los compresores radiales, también llamados compresores centrífugos, son un tipo especial de compresor dinámico.
Un compresor centrífugo consta esencialmente de una carcasa, impulsores, difusores y colectores. El medio a comprimir es aspirado verticalmente hacia el centro del impulsor y es puesto en rotación por la rueda. Debido a la inercia, el aire es acelerado hacia afuera desde el centro del impulsor. El aire acelerado se dirige entonces a un difusor. En el difusor, la energía cinética del aire se disipa y así se acumula la presión. El medio comprimido se recoge en el colector y, si es necesario, se alimenta a una etapa posterior o se descarga como medio comprimido.
Debido a la dirección radial del flujo del medio y la consiguiente disposición dirigida hacia el exterior de los difusores, los compresores radiales son más grandes que los axiales. Por lo tanto, sólo permiten flujos de menor volumen para el mismo tamaño, pero también permiten un mayor aumento de presión por etapa. Sin embargo, debido a las trayectorias de flujo más largas en el compresor, también logran eficiencias más bajas que los compresores axiales correspondientes.
Como la compresión es un proceso continuo, los compresores centrífugos proporcionan flujos de medios uniformes. Los compresores radiales se utilizan en la industria siderúrgica, la petroquímica y en la ingeniería de procesos, por ejemplo como compresores de gas natural o en plantas de refrigeración.